DE VISITA AL ALCOY INDUSTRIAL por Sonja Little
A Alcoy se la conoce como La Ciudad de los tres ríos (Los ríos Riquer/Barxell, Benisaidó y Molinar), La Ciudad de los
puentes ( Por los muchos que tiene para vencerlos), La ciudad
modernista (incluida en la "Ruta Europea del Modernismo" y La ciudad de la Navidad (con la
Cabalgata de Reyes más antigua de España). Pero en la ruta que organizamos hace poco nos quisimos centrar en su increíble historia y patrimonio industriales, ya que Alcoy fue
una ciudad con especial relevancia en la Revolución Industrial, especialmente
en el sector textil. La industria se supo adaptar con gran habilidad a su orografía, permitiendo así la
utilización de la energía hidráulica de una forma racional. Hoy en día, perdura
gran parte de la estructura que conformaba este enclave industrial, patrimonio
que se empieza a valorizar en el marco del “turismo industrial”, tan de moda en
estos últimos años y que descubrimos alejándonos de las rutas turísticas
convencionales, percibiendo el Alcoy que los ojos de turista no ven. ¡Sin
duda la ciudad de las mil caras!
CEMENTERIO MUNICIPAL
Empezamos
el día de buena mañana a las 9:00 en las puertas del impresionante Cementerio
Municipal que se encuentra nada mas entrar en el núcleo urbano desde Alicante,
en la carretera del famoso Parque Nacional de la Font Roja, y enfrente del
estadio del mítico equipo de fútbol, El Alcoyano. Con el sol de la mañana
proyectando largas sombras, visitamos los panteones de las grandes familias
pudientes de la ciudad. Catacumbas de una ingeniería adelantada por su época,
tumbas con figuras imponentes, diseños funerarios premiados a nivel nacional.
Mil y una historias de mil y una vidas… Un recorrido de una hora no te deja
indiferente y al tanoturista, le entra ganas de volver en otro momento; dicen que
hay visitas de noche….. idea para otra salida!
RUTA
A PIE POR EL PATRIMONIO INDUSTRIAL
El
autobús nos traslada a la emblemática Plaza España, en pleno centro de la
ciudad. De allí contemplamos una vista panorámica hacía el Río Barxell y los
varios puentes que lo cruzan. Ya se divisa alguna que otra fábrica en desuso,
esperando nuestra visita. Cruzamos el Viaducto Canalejas (1907) hasta llegar a
la zona de ensanche y empezamos el descenso hacía el Río Serpis, la fusión del
Riu Barxell y Riu Ríquer, pasando por debajo del moderno y polémico en su día,
Pont Francisco Aura Boronat (2014).
Nos
encontramos con la vieja fábrica de paños, Hijos de S. García. El edificio se
encuentra totalmente en ruinas y asomando por cualquiera de las ventanas
rotas, se alcanza ver en la oscuridad la
maquinaría que ataño no paraba las 24 horas del día. Seguimos
nuestra ruta río arriba, pasando por escenarios desoladores de escombros,
vertidos, naves abandonados, grafittiados, destrozados por un vandalismo
incontrolado, pero ideal para el rodaje de alguna película de ciencia ficción
distópica. Se imagina a Mad Max pasando por allí a toda pastilla, dejando una
buena polvoreada a su paso. Los
meandros del río nos llevan delante del espectacular MOBOMA, Museo del
Consorcio Provincial de Bomberos, propiedad de la Diputación de Alicante,
ejemplo esperanzador de lo que puede ser una completa reforma de cualquiera de
estos imponentes edificios.
De
paso vemos alguna que otra chimenea de vapor, perfectamente conservada. En este
caso sí que estos elementos del patrimonio industrial gozan de una protección
mientras las viejas fábricas están como están, olvidadas y sin protección
alguna.
Salimos
de una curva y delante nuestra nos espera el imponente y majestuoso Pont Sant
Jordi con su estilo inconfundible art déco. Se considera el puente más
representativo de la ciudad, inaugurado en el 1931, con sus 156 metros de largo
y 42 metros de altura, parada obligatoria para contemplar y fotografiar la
envergadura de la obra y su imponente belleza.
Nos
despedimos de nuestra guía Ula Jiménez (ya es de la casa; nos ha acompañado en
varias salidas a Novelda, Tabarca …. y tenemos pendiente una salida a
Cartagena), mas que contentos con sus informadas explicaciones, anécdotas,
detalles de todo tipo contados con energía y convicción.
VISITA
A LA FÁBRICA DE ECO-CERVESES LLUNA
Tuvimos
mucha suerte con el tiempo aquel día. Si en el cementerio nos congelamos de
frío, al llegar a la fábrica de cerveza justo al lado del Pont de Sant Jordi,
teníamos la lengua fuera y unas ganas increíbles de llegar a la meta y probar
una buena cerveza fresquita. Mª Vicenta co-fundadora de este proyecto
cooperativista, había entendido nuestro plan a la perfección y nos esperaba con
una sonrisa de bienvenida y nos sentamos aliviados a mesa puesta con deliciosos
aperitivos de productos ecológicos km 0, destacando un riquísimo queso de cabra
con gelatina de reducción de cerveza (¡la suya, por supuesto!)
Mientras
escuchamos las explicaciones sobre la complicada reforma de la nave, respetando
al máximo la estructura original pero encorsetados por las estrictas normas de
sanidad, empieza la ansiada cata. Empezamos con una aromática Blonde Ale,
helada, buenísima, justo lo que pedía el cuerpo. Pasamos por la Bruna, la Happy
Trip, la Happy Flower, la Negra, esto es increíble…., la Eclipse, y más……
Proseguimos
con el cuerpo contento a una amena visita guiada a las instalaciones, viendo
los varios procesos de la producción de cerveza y su maquinaria. Unas compras
más tarde y con el hambre apretando, pero el corazón contento, nuestro autobús
nos lleva arriba, toca comer.
RESTAURANTE
FILÀ LOS VASCOS
Con
un menú del día completísimo por solo 11€ los sábados y por recomendación de la
fábrica de cervezas entramos en el cuartel-restaurante de la Filá Vascos.
Parecía que medio Alcoy venía a comer y el local que parecía más bien un largo
salón de banquetes medieval estaba a reventar con mesas grandes de grupo, la
nuestra de 14 se defendía más o menos.
Servicio
rápido, comida abundante, correcta y nada de florituras. Comimos bien, a gusto,
pero con ganas de escapar el ruido. Saliendo, descubrimos
su precioso mirador sobre el Riu Barxell y el Pont Cervantes (1905) Ya
de vuelta en autobús, parecíamos la típica excursión de cole al final de día,
calladitos y echando cabezadas con el clin- clin chivato de las compras debajo
del asiento.
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